martes, 26 de julio de 2016

Crítica personal: The Woman in Black (La Mujer de Negro)

Título: The Woman in Black
Títulos en español: La Mujer de Negro
Autor: Susan Hill
Editado en inglés por: Random House, entre otras
Editado en España por: Edhasa

Sinopsis (de Random House Movie Tie-In Books):

A classic ghost story: the chilling tale of a menacing specter haunting a small English town. Arthur Kipps is an up-and-coming London solicitor who is sent to Crythin Gifford--a faraway town in the windswept salt marshes beyond Nine Lives Causeway--to attend the funeral and settle the affairs of a client, Mrs. Alice Drablow of Eel Marsh House. Mrs. Drablow's house stands at the end of the causeway, wreathed in fog and mystery, but Kipps is unaware of the tragic secrets that lie hidden behind its sheltered windows. The routine business trip he anticipated quickly takes a horrifying turn when he finds himself haunted by a series of mysterious sounds and images--a rocking chair in a deserted nursery, the eerie sound of a pony and trap, a child's scream in the fog, and, most terrifying of all, a ghostly woman dressed all in black.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Una nueva crítica desde la perspectiva de una lectura mía en inglés. En este caso, la oportunidad vino por elección del departamento de inglés de la escuela oficial de idiomas a la que asisto para realizar un club de lectura (con motivo de la semana cultural por parte de todos los departamentos, a lo que se sumó  con las actividades de inglés una proyección de la última adaptación cinematográfica del título en cuestión).
No estuvo de todo mal este que consideran un clásico en su género, pero…

La novela comienza con su protagonista, un abogado retirado llamado Arthur Kipps, en su hogar con su esposa Esme y sus cuatro hijastros; estos últimos empiezan a contar historias de miedo y a sugerirle a su padrastro que cuente también alguna. Esto provoca irritación en Arthur, quien se va de la habitación para después, en busca de un desahogo para su alma, escribir una vivencia real suya que supera toda historia de fantasmas.
La mayor parte del libro es retrospectivo, siempre con la voz narradora del propio Arthur, en una época en la que él todavía era un joven abogado que día a día ejercía su oficio en el bufete donde trabajaba, además de estar sus nupcias con su amada Stella. Entonces su jefe le requiere para atender el funeral de la señora Alice Drablow, cliente que residía en Crythin Gifford, en la costa noroeste de Inglaterra.
Aunque reticente por separarse temporalmente de su prometida, marcha hacia esa región por ser un deber ineludible, con el optimismo de perder de vista unos días la niebla de Londres.

Pero una vez llega a Crythin Gifford, todo se vuelve más y más raro y turbio para Arthur. El funeral es sumamente deprimente por ser él, prácticamente, el único asistente al mismo; en varios momentos, incluido el mismo funeral, ve a una mujer vestida completamente de negro; los lugareños se cierran en banda a la hora de hablar sobre la difunta o de esa figura femenina en rigurosísimo luto. Y lo más perturbador, la residencia de Alice Drablow, de nombre Eel Marsh House, ubicada en medio de un marjal cuyas mareas hacen accesible la vivienda a determinadas horas y por limitado tiempo cada día.
Arthur debe estar allí sin más opciones para escrutar y juntar toda la documentación de su cliente que le sea necesarios; pero la dejadez vetustas de Eel Marsh House, rodeada por un halo perturbador, no ayudará demasiado en su cometido profesional, sobre todo cuando deba pernoctar allí para agilizar sus tareas. La figura de la mujer de negro, junto a fenómenos poco mundanos como sonidos atroces cual ecos imborrables de un pasado cruel provenientes del marjal circundante, le empujará casi a la fuerza a indagar qué es lo que ocurre, o qué ha ocurrido, en ese lugar.

La Mujer de Negro nos adentra a una trama sombría, rodeada por una neblina cargada de muerte, resentimiento y pavor. Ya su escenario derrocha el adjetivo de deprimente, con un trasfondo oscuro que sotierra a los lugareños de Crythin Gifford, azotados por una extraña e infame desgracia recurrente instaurada como un estigma de perdición ineludible.
Todo lo que ocurre allí, la mujer de negro o el hogar de su cliente, será motivo de irrefrenable curiosidad humana y angustioso temor para a ese recién llegado de paso; el cual demostrará los límites casi infinitos y elevados que puede alcanzar ese sentimiento que es el miedo. Sobre todo cuando los motivos de ese miedo parecen tan reales como venidos de ultratumba.

Un buen foco de interés tras esta novela es lo poderoso y pertinaz, además de ponzoñoso, que puede ser el rencor humano; tanto que a veces incluso prevalece y perdura más allá de la muerte, tanto que hasta se vuelve indiscriminado contra quienes no dan motivos para sufrir lo peor que se atesora en el alma.

Sin embargo, uno de los puntos menos fuertes, a mi parecer, es el estilo de Susan Hill. Crea una ambientación impecable y una representación de los personajes y los sucesos aceptable; pero sentí que su prosa era bastante densa. No digo que la autora tenga un estilo malo, ni mucho menos, pero no pude encajar tanto con sus líneas y la profundidad compacta de las mismas.

Arthur me pareció alguien muy entre la espada y la pared que se debate bastante consigo mismo; resuelto y diligente a la hora de cumplir su cometido como abogado en esa zona rural pero con una parte de sí negándose aunque aceptando a regañadientes ante la repulsa de todo lo que experimenta en Eel Marsh House. No evitará cierta curiosidad intrépida por saber la verdad sobre ese lugar, los fenómenos que comprueba y la propia mujer de negro. Ya desde el comienzo de la historia, en su momento presente, se ve en él a alguien castigado y atormentado por esa experiencia increíble como salida de historias para mantener despierta a la gente de puro miedo; pero hay que sondar toda la obra para comprender hasta que punto ha sido castigado sin comerlo ni beberlo.
Otra figura importante en la novela, como es obvio, es la mujer de negro, una entidad desconocida llena de enigmas a desvelar en compañía de Arthur; aunque esto no resta la congoja que conlleve dicha empresa. La mujer de negro, simplemente, despertó en mí diversos sentimientos que resultan inconexos entre sí; capaz de ganarse una chispa de empatía y lástima que choca con una censura hacia ella.
Desde mi perspectiva, son pocos los personajes que se consideren con peso en esta historia a parte de Arthur y la que da nombre a la novela; aunque hay menciones a Esmé, la esposa del protagonista en el presente, y los cuatro hijos de esta de su anterior matrimonio; Stella, la prometida del pasado que representa un cabo al que Arthur se agarra en algún momento en su estancia en Crythin Gifford; además de algunos personajes como Keckwick, Mr. Jerome o Mr. Bentley, quienes dentro de sus limitados roles debido a la influencia de lo que implica la mujer de negro aportan algo, aunque no demasiado, en el cometido de Arthur. Sin embargo, es Sam Daily, un campesino del lugar, quien más peso llega a tener  entre los secundarios por la pequeña pero sincera amistad que parece entablar con el londinense; llegando incluso a ser algo menos reticente a la hora de dejarle entrever algunas evidencias de lo que ocurre en el pueblo, brindarle más de un consejo bien aventurado e incluso dejarle a Spider (su leal perrita, que se ganó mi simpatía y que desde mi humilde opinión cuenta como un personaje más) para que le hiciera compañía en Eel Marsh House.

La historia en general, si uno se sumerge bien en lo que cuenta sus líneas, ofrece una aceptable intriga llena de secretos, recelos, superchería y miedos de todo tipo que seguramente pondrá los pelos de punta al algún lector. A medida que avancen las indagaciones de Arthur, paralelamente a sus intentos de acabar su cometido laboral en la mayor prontitud, todo cobrará sentido en lo que pasa con la mujer de negro y Eel Marsh House; aunque lo seguro es que no se sabrá de antemano qué encontrarse ante la siguiente puerta de esta historia de fantasmas.
El final es bastante demoledor, imprevisible y cruel, esclareciendo el contraste entre el Arthur del presente con el de entonces, antes de sufrir el azote de la experiencia vivida; así como piezas que dejan lagunas en la vida de este hombre como son Esme y Stella.

Esta obra cuenta con un par de adaptaciones cinematográficas, siendo la más conocida la más reciente, protagonizada por un Daniel Radcliffe que deja atrás la túnica de Hogwarts que durante años se convirtió en una prenda característica suya en los años que interpretó en la gran pantalla al joven mago más famoso de la literatura contemporánea. Aunque tuve ocasión de visualizar dicha adaptación de la novela de Susan Hill, la verdad es que fue plato de menor gusto en comparación con la novela; además, de que hay bastantes diferencias de principio a fin, quedándose más o menos lo más intrínseco e ineludible de la novela.

Y en lo que refiere al nivel de lectura de esta novela en su idioma original de publicación, no pondrá demasiados palos a las ruedas de quienes tengan al menos el nivel de B1 o estén estudiando para el mismo. Sin embargo, como ya comenté, la prosa de la autora es un tanto densa y con recurrentes estructuras gramaticales más complejas, por lo que a mi parecer será más llevadero para quienes hayan estudiado el B2 o que estén más familiarizados con este tipo de textos en inglés.

Conclusión: La más tortuosa experiencia de un abogado en su juventud capaz de no tomarse tan a broma ni a la ligera las historias de fantasmas; porque si hay algo peor que la perfidia y el despecho de los vivos… es el que los muertos puedan sentir, e incluso manifestar, desde la infinitud de su descanso eterno.


Mi valoración global: 3/5


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