martes, 30 de agosto de 2016

Crítica personal: Cuatro

Título: Cuatro. Una Historia de la Saga Divergente
Título original: Four. A Divergent Collection
Autora: Veronica Roth
Editado en España por: RBA
 
Sinopsis:
 
Dos años antes de que Beatrice Prior tomara su decisión, el hijo del líder de Abnegación, de solo dieciséis años, hizo lo mismo. El traslado de Tobias a la facción osada es su oportunidad de empezar de nuevo. Allí no lo llamarán por el nombre que le pusieron sus padres. Allí no permitirá que el miedo lo convierta en un niño asustadizo.
Tras rebautizarse como Cuatro, en la iniciación descubre que tendrá éxito en Osadía. Sin embargo, la iniciación no es más que el principio: Cuatro debe reclamar su puesto en la jerarquía osada, y sus decisiones afectarán a los futuros iniciados y revelarán secretos que suponen una amenaza tanto para él como para el futuro de todo el sistema de facciones.
Dos años después, Cuatro está dispuesto a entrar en acción, pero el rumbo que tomará todavía no está claro. Es posible que la primera iniciada en saltar a la red lo cambie. Es posible que con ella se despeje el camino a un mundo mejor. Es posible que con ella vuelva a ser Tobias.
 
Crítica personal (puede haber spoilers):
Incluye detalles de la trilogía, sobre todo de Divergente e Insurgente; la lectura de este libro complementario supondrá spoiler a los mismos.
 
Quien crea que todo estaba dicho al final de Leal, estará bastante equivocado.
Desde un punto de vista objetivo, Cuatro no es un libro realmente indispensable de leer en la saga, aunque recomendable y acertado de hacer en buen grado.
Este manuscrito complementario, en parte, hace las veces de precuela, situando al lector en la elección de Tobias y todo lo que vive él en Osadía antes de las primeras páginas de Divergente. Al mismo tiempo nos refleja sucesos y detalles de la trama del primer libro que, lógicamente, Tris no podía tener constancia en ese momento.
Además, está el pequeño añadido de algunos fragmentos de Divergente ya narrados por la indiscutible protagonista de la saga pero con la perspectiva de Tobias. Esto último quizás para muchos no sea un gran contenido, pero no deja de ser algo curioso que tampoco se le tiene que hacer el feo.
 
La propia autora en la introducción nos aclara que Tobias iba a ser, en un comienzo, el protagonista narrador de Divergente; aunque esto no avanzó mucho antes de que tomara un cambio de dirección a través de Tris. Parece que necesitó culminar su obra más reconocida para enfocar adecuadamente lo que tuvo al principio en mente y concebir este añadido que enriquece la trilogía.
 
En cierto aspecto, este libro flojea un poco por parecerme tan similar a Divergente. La iniciación de Tobias, así como su proceso de adaptación, me recordaron mucho al paso de Tris; aunque es el protagonista del presente quien menos se abre a su nueva facción, en parte por ser tan reservado y receloso, y por otro lado porque tiene demasiados secretos que ocultar (como su verdadero nombre y la realidad velada sobre su padre y la conducta de este en el núcleo familiar).
Durante los acontecimientos narrados en sus cinco relatos, se palpa la evolución de Tobias, desde el que vemos justo antes de renegar de Abnegación y de su padre hasta el que conoce Tris después de su primer salto.
 
Quien haya disfrutado del primer libro, sobre todo de ese primer escenario que es la sede osada, sentirá gratitud de poder dar un último paseo por lugares tan emblemáticos de la misma como su Pozo, la Espira o el estudio de tatuajes de Tori. Cuatro dilata más el conocimiento sobre esta facción, pero sobre todo la forma en que la gente llevan sus vidas, complementando e incluso esclareciendo esta parte de la sociedad del mundo distópico concebido por la autora.
 
Uno de los puntos más fuertes que ofrece la visión de Tobias de este escenario es la forma que descubre la confabulación y la falacia en las facciones que se cuecen, sobre todo el control que Jeanine sobre Max y la forma en que se explica el ascenso de Eric y su rol de topo por y para Erudición dentro de Osadía, además del posterior plan de traición y eliminación de Abnegación. Aunque esto se va viendo de todos modos a través de Tris mediante lo que ata entre lo que descubre y lo que le informan, Tobias nos muestra la maceración de todo este complot de forma gradual, continua y directa. Y así mismo, el lector se adentra al conflicto interno que supone este descubrimiento para el protagonista, sin saber exactamente que hacer ni cuando, considerando que cualquier acción que hiciera supondría una traición tanto a su facción actual como a los inocentes de la que renunció tiempo atrás.
También se esclarece el como descubre Tobias el hecho de que su madre no estuvviera muerta como su padre hizo creer a él y a prácticamente todo el mundo, además de como pudo encontrarla cuando la consideró necesaria al principio de Insurgente. Además entre sus páginas nos muestra algo más de cómo Amar llegó a ser, dentro del poco tiempo en que tuvieron trato, alguien digno de la simpatía y el agradecimiento del joven llegado de Abnegación; sin obviar el como este personaje supuestamente muerto resurgido en Leal consigue que todo el mundo le llame Cuatro sin que nadie (salvo Eric y unos pocos más) tengan presente en la memoria el estigma que supone para Tobias ser un Eaton.
 
Tampoco tiene desperdicio las reflexiones de Tobias, incluso las que tienen que ver con el comportamiento, su sociedad y las relaciones dentro de cada facción; y en muchos aspectos nos recuerda que todavía es un adolescente. Se verá con las diferencias de vivir la vida entre Abnegación y Osadía; de limar aunque sea un poco su propio ostracismo y lo enseñado en la cultura de su facción natal tan comedida para moverse como esos osados que son más sociables y confiados dentro de su núcleo. También, aunque sin mucho éxito hasta la aparición de Tris, se cuestionará el tema de las relaciones amorosas o la atracción hacia el sexo opuesto, algo que ya de por sí es pudoroso en Abnegación.
 
La primera persona siempre ha sido la voz cantante, y lógicamente es el protagonista de estos relatos quien los narra. Ya en Leal se ganó buena parte de mi simpatía en esta faceta que compartía más o menos a la par que con Tris, y siguió así durante las casi doscientas cincuenta páginas de Cuatro.                                                   
 
El estilo de Roth sigue siendo tan ameno, dinámico y reflexivo como en el comienzo de la saga, con una gran exposición de la trama, el escenario y los personajes, incluso en esta vista retrospectiva después de llegar al final de toda historia. Lo más agradable de este caso, con Tobias como único narrador, es que fue capaz de crear para él un timbre de voz propio sin que quedara tan parecido al de Tris. Se palpa en cada línea de que la autora, durante el proceso de escritura, intentó poner todo lo que fue capaz en esta despedida de la saga Divergente.
 
El personaje de Cuatro/Tobias fue uno que a lo largo de la saga fue ganándose mi simpatía de manera paulatina, a medida que se acercaba el desenlace; desde el potencial con expectativas que le intuí en Divergente hasta la evolución y resolución que muestra en Leal. Y Cuatro fue la oportunidad de conocerle mejor y fraguar mayor empatía hacia él, aunque diría que su peso es demasiado angular y centrado en él, quedando el resto del elenco como meros respaldos al peso que supone Tobias. Conocemos mejor y de modo más visceral ese pasado tortuoso de mentiras y de dolor tanto corporal como emocional del que siempre había ansiado escapar; por lo que Osadía se convierte en una vía de escape incierta, desesperada e incluso peligrosa para él. Se hará fuerte, y se hará a sí mismo, pero no por ello dejará atrás su lado más vulnerable que refugia en lo más hondo de su alma con muros de acero y alambre de espinos para que nadie vea lo más íntimo y lamentable de su persona. El camino en su nueva facción será complicado para él, pero de un modo u otro sacará tanto diligencia como lealtad a sí mismo para hacer suyo el estatus de verdadero osado; sin doblegarse ante nadie, y mucho menos ante los que le desean mal y humillación, aunque no por ello se integre tan de lleno como podía esperarse en un osado típico. Aunque en ciertos aspectos rompe con esa pavorosa fobia hacia su padre, este sentimiento es imposible de extirpar durante esta etapa de su vida, por más que lo enfrente en su pasaje del miedo. Y conociéndole ya algo mejor, queda claro que Tobias/Cuatro es alguien con moral y ética, además de un enemigo consumado de la falacia; virtudes que demuestra llevarlas más allá del tinglado y los tejemanejes de las facciones y la corrupción que pueden alardear entre las sombras sus líderes.
 
Como ya expliqué, Tobias es el que acapara (casi de manera avariciosa) el protagonismo del libro (quitando algunas escenas en las que aparece Tris, en las que ella lo comparte un poco). Pero dentro de lo que cabe, conocemos bien a los habitantes de Osadía que en mayor o menos medida dejan impronta en él.
Quizás los que más destacan son Zeke y Sauna, quienes logran entrar en el corazón del protagonista más que el resto, pero sin ganarse que este desnude tanto su alma como lo logra Tris. Aún así, este dúo hará con su despreocupada y franca amistad hacer más llevadera la integración y la vida en sí a Tobias dentro de la facción que vio nacer a ambos. Además, también se ve en ellos sus propios asuntos, sobre todo los intereses de ella a nivel sentimental.
El trato cómplice de Tori con Tobias se asemeja mucho al que ella muestra con Tris, pero lógicamente con sus matices a pesar de que la tatuadora por excelencia de Osadía guarde secretos bastante arriesgados con uno y con otra. Y Amar, dentro del juego que ofrece, agrada de leerlo y conocerlo, sobre todo su rol de instructor con Tobias, demostrando que en cierto aspecto deja en este último una pequeña muesca de influencia e ideales. También hay que tener presente la escueta pero relevante interpretación del personaje de Evelyn.
Entre los personajes con más sombras destacaría a Marcus Eaton, que da una imagen al mundo que oculta esa otra que contrasta de padre y marido déspota, agresivo e insensible: a Max, que es algo similar al anterior, con sus ideales a los suyos de exaltar y reforzar el espíritu osado pero que a la hora de la verdad es un perrito faldero de Erudición como descubre Tobias; Jeanine demostrando las primeras fases de su ambición y su actitud calculadora; así como Eric, quien en buen grado se sume y asciende en su nueva facción más por segundas y pérfidas intensiones de lealtad a la que en verdad defiende.
 
La portada mantiene la base del diseño de las que forman la trilogía, ofreciendo la imagen de una noria rotando constantemente, y a una gran velocidad por las llamas y las chispas de fricción que se ven. El significado principal esta claro, quien recuerde la escena en ese mismo tipo de atracción de feria que comparte él con Tris en una escena importante de Divergente. Pero desde mi punto de vista, a parte del evidente, la noria posee diversos significados intrínsecos respecto a la saga y al propio protagonista de este pequeño manuscrito que más de uno podría intuir con un solo vistazo a la cubierta y conociendo de antemano todo lo vivido en los tres libros principales.
 
Cada relato está bien encuadrado y relacionado, tanto entre sí como con la trama principal. Definitivamente, es un libro que leer para enriquecer lo que se ha vivido con la lectura de la trilogía. Y con franqueza, el resultado de este libro cuyas páginas se reparten antes del primero y otras en medio de este y del segundo, resulta notable y por encima de lo que pueda dar pie las expectativas y los recelos que puedan despertar en más de un lector.
 
Conclusión: Relatos que nos acerca más a Tobias Eaton, sobre todo su pasado que repercute también en el presente y futuro a partir de Divergente. Un libro complementario que demuestra que sí había cosas dejadas en el tintero por compartir.
 
Mi valoración global: 4/5
 

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