lunes, 30 de enero de 2017

Crítica personal: Noir

Título: Noir
Autor: Robert Coover
Editado en España por: Galaxia Gutenberg

Sinopsis:
Phil M. Noir es el detective privado más desquiciado de New London. Con un abrigo ajado, mal afeitado y renqueante, recorre las calles más sórdidas de la ciudad tratando de elucidar los oscuros asuntos de sus clientes, como el de una viuda de riguroso luto y piernas deslumbrantes cuyo marido ha sido asesinado en un ajuste de cuentas. De bar en bar y de informador a informador Noir persigue esa confidencia que le acerque al asesino.
Pero esta particularísima novela negra lo tiene todo menos una línea recta que conduzca a desenmascarar la identidad del asesino.
Coover está considerado uno de los escritores más innovadores de la actualidad y su obra ha sido publicada en más de treinta países. Noir es su novela más reciente.

Crítica personal (puede haber spoilers):

Casi al tuntún pillé este libro en la biblioteca en su momento, improvisando la búsqueda de nuevos sabores literarios… y mi paladar lector no se sintió muy satisfecho que digamos con este.

Un detective privado que recibe el encargo de una viuda adinerada, la cual sospecha que la muerte de su marido fue un asesinato y no un suicidio como aparenta, por el evidente motivo económico con un socio. Esta es la base de partida que a priori no la haría tan diferente de cualquier otra novela negra como cualquier otra. No estoy demasiado puesto en este género, pero me ha dejado sorprendido tanto para bien como para menos bien (sobre todo, en lo segundo).
En más de un momento, debido a lo pesada e incluso confusa que me estaba resultando la trama, me tentó la idea de olvidarme de este libro; pero como no es justo prejuzgar (y mucho menos evaluar) sin desentrañar hasta el desenlace, opté al final por armarme de paciencia y acabarlo.

Ya desde el comienzo, Robert Coover nos mete en la trama con el asesinato de una mujer, precisamente la adinerada viuda que había recurrido a los servicios de Noir escaso tiempo antes. Extrañas circunstancias para este asesinato repentino y enigmático, y más extraño se vuelve el asunto cuando el detective acude a la morgue y le informan de la desaparición del cuerpo de su misteriosa clienta.
Entonces Noir se tomará el caso como algo personal, siguiendo con éste por su cuenta, además de tratar de desentrañar la misteriosa muerte de la viuda y el destino del cadáver de la misma. Aunque si la típica vida de un detective privado de novela negra suele ser algo complicada, el protagonista de ésta las pasará bastante canutas.

El autor nos narra la historia en primera persona, como si el lector fuese Noir, que se sienta en verdad dentro de la piel y el papel de éste. Es por ello que hace que este libro sea más calificado para un público masculino y maduro; y casi podría asegurar que más de una fémina que le dedique un rato de lectura a esta obra llegará a sentir ganas de estrellar el ejemplar contra la pared (a falta de tirárselo al propio autor).

El estilo de Robert Coover es bastante bueno, uno de los pocos puntos positivos para mí de esta obra, pero a pesar de ser un escritor curtido me resultó bastante pesado leer, entre otras cosas por la inexistente presencia de la división por capítulos y ese desorden demasiado desordenado de su exposición (valga la redundancia). Aunque tengo que decir a su favor, que aunque a veces me ha parecido pesada la lectura y lo he leído con cuenta gotas la mayoría de las veces, la logrado mantenerme con cierta intriga (quizás lo que más me mantuvo aferrado a seguir leyéndolo a pesar de que la tentación de abandonarlo a su suerte llamase con frecuencia a la puerta).

No son muchos los personajes que me han calado (en su mayoría, no me han llenado mucho y me han parecido planos e incluso un poco estereotipados, la verdad).
Noir no es un mal tipo, aunque sí un hombre (como la mayoría de los que salen en este libro) que se deja influenciar por el cerebro que tiene entre las piernas… algo que otorga realismo, ya que los temas sexuales y egoístas mueven mucho a las persones, en especial a los hombres (muy bien, Iago, tirando piedras a tu propio tejado por culpa de doña objetividad). Si se empeña en indagar en el destino de la misteriosa viuda no es por altruismo ni por un sentido de justicia propiamente dichos, sino más bien por algo tan íntimo como el deseo sexual y casi afectivo hacía ella. Ni siquiera llegó a verle en vida su rostro oculto tras su riguroso velo negro, pero sus piernas le bastaron para ser la mecha de su naciente interés (o más bien, obsesión) por ella incluso después de muerta. Y como detective deja bastante que desear, no es un negado absoluto, pero es alguien que no se ha curtido suficiente a pesar de tantos años en su oficio y que tropieza con las mismas piedras de manera incesante (en especial si se deja llevar por lo que le dice su miembro viril). Quizás sea más realista que otros detectives famosos, en su mayoría impecables e intachables, pero seguro que en esa ciudad existirían otros más eficientes en estos menesteres.
El resto de personajes, como digo más arriba, no les he visto demasiada chicha, salvando algunos casos; entre ellos Blanche, la secretaria de Noir, la cual me pareció de los más interesantes entre tantos más bien insípidos, a la cual tener en cuenta en la historia. Da mucho juego sus nombres, Blanca y Negro en francés, y el que se proponga a llegar hasta el final con este libro, que lo tenga en cuenta… y hasta aquí puedo leer. Si Noir no se hunde del todo en sus casos o en su desastrosa vida personal, se debe más a ella, pues la comparo como la conciencia y la sensatez que no llega a alcanzar el detective del todo por sí mismo.

Personalmente, me sentí muy desorientado con la trama en general. No está dividido en capítulos, sino todo del tirón, y con constantes avances y retrocesos en el tiempo, con todas sus escenas estratégicamente desordenadas pero que a su vez parecen ubicadas a su libre albedrío..
A medida que se llega al final del libro, cuyas últimas escenas son de las pocas que están ordenadas y en donde deben estar, se va atando cabos, pero de una manera demasiado tardía y que aún así me costaron encajarlas debido al “orden” que el autor ha utilizado para estructurar y situar cada secuencia. Su final es sorprendente e impactante, pero el mayor mérito de sendos adjetivos se debe a lo inesperado, por no decir rebuscado, del mismo. A pesar de un desenlace que podría considerarse original, peculiar y atípico, a fin de cuentas un servidor se ha quedado más bien templado, casi tirando a frío, con el mismo.

Lo que más me ha parecido palpar de esta novela negra (por llamarla de alguna forma, ya que he leído muchos comentarios en internet que discrepan a la hora de meter a Noir en dicho género) es que el autor, o al menos me da tal impresión, busca levantar de alguna forma la autoestima, la hombría y la virilidad (y cierta parte de la anatomía masculina) a sus lectores (que desde luego, ya dije que parece más bien enfocada a un público masculino). Una historia que, a pesar de todo, tiene bastante realismo por mucho que queramos evadir de nuestras mentes cosas desagradables (e incluso repulsivas y denigrantes) que a fin de cuentas podrían pasar en el día a día. Una trama con el sabor del whisky más añejo que puedas echarte al buche, en la piel de un detective un tanto patán, desastroso y desaliñado, pero que no es un negado total en su oficio a pesar de los bandazos que se da de principio a fin para cumplirlo con éxito.

Conclusión: Seguro que habrá gente que le guste y fascine esta obra, siempre defiendo que el libro del gusto está en blanco y hay cabida para todo; pero yo no me incluiré entre ellos (me ha gustado algunos matices, pero no el lienzo entero como conjunto). Ha sido interesante probar un género hasta entonces desconocido para mí, y ahora sé que de adentrarme más en él tengo la certeza de que me harán disfrutar más que Noir.


Mi valoración global: 2/5


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